martes, 25 de noviembre de 2008

guerra del pacifico



La guerra del Pacifico se produjo en el Desierto de Atacama, entre los años 1879 y 1883. En esta guerra participaron los países de Perú, Bolivia y Chile.
Machismos años de paz aun no logran borrar definitivamente las cicatrices de esta guerra. El Clarín de guerra sonó en los pueblos, ciudades y caseríos de tres Patrias- Chile, Perú y Bolivia- Llamando a sus hijos a reconocer cuartel. Miles de campesinos, mineros y ciudadanos se transformaron en soldados para escribir con su sangre derramada, gloriosas paginas de historia.
Fue una sangrienta lucha en que Por mas de 4 años se puso a prueba la fuerza de los pueblos y el valor, la nobleza e hidalguía de soldados y marinos- especialmente de Chilenos y Peruanos, que se fundieron con el mismo ímpetu para lograr el triunfo.
Hombres de destacada participación por su valentía mostrada en los tiempos difíciles fueron Francisco Bologneci, Andrés Cáceres, Miguel Grau, Arturo Prat, Ignacio Carrera Pinto, Pedro Lagos, Eleuterio Ramírez, el gran presidente Baquedano... y muchos más. Estas personas fueron admiradas por su patriotismo y decisión, fueron un homenaje a la paz y hermandad entre los pueblos, que buscan en la colaboración y la armonía las armas del progreso y de un común bienestar. Tantos años nos separan cada día más de estos gestos heroicos y los pueblos que heredaron sus glorias, que en forma tan heroica devolvieron la paz a Chile.





Las Causas De La Guerra Del Pacifico


a) Defectuosa delimitación fronteriza, entre las repúblicas de Chile y Bolivia.
b) Difícil situación económica de las repúblicas de Bolivia y Perú.
c) Explotación de riquezas por capitales Chilenos, en la zona cuyos limites no estaban bien precisados.
d) Incumplimiento, por parte de Bolivia del tratado chileno-boliviano de 1874.
e) Aspiraciones hegemonías de Perú en la región del pacifico sur.
f) Confiscación de los bienes de las compañías mineras chilenas y remates de las salitreras ordenado por el presidente de Bolivia general Hilarion Daza.
En ese entonces -1879-, la frontera de Chile llegaba hasta Tarapacá, por lo cual Antofagasta formaba parte del territorio boliviano. Más al norte, Arica e Iquique eran parte del Perú. A pesar de todo esto, la riqueza salitrera que cubría el suelo antofagastino era explotada por capitales extranjeros, fundamentalmente chilenos.
Precisamente un año antes que comenzara la Guerra del Pacífico el presidente boliviano Hiliarón Daza había impuesto a la mayor productora de salitre, la firma chilena Compañía de Salitres y Ferrocarriles Antofagasta, un impuesto de diez centavos de peso boliviano por cada quintal embarcado del producto. Con ello, no sólo quebrantaba los tratados firmados con Chile en 1866 y 1874, sino que demostraba claramente no querer buscar acuerdos pacíficos a los problemas presentes.
Inútilmente la cancillería chilena reclamó lo ilegal del acto boliviano, exigiendo el cumplimiento del tratado de 1874, en el cual Bolivia se había comprometido a no aumentar, durante 25 años los impuestos a "las personas, industrias y capitales chilenos que trabajasen entre los paralelos 23º y 24º".
Chile hizo ver que el cobro de ese impuesto implicaba la ruptura del tratado y que, por lo mismo, ellos podrían hacer valer sus antiguas reclamaciones territoriales. Estas consistían en que la frontera de Chile y Perú se había establecido en el río Loa (23º de latitud sur). Cuando se creo Bolivia, sus gobernantes estimaron conveniente tener salida al mar por lo que se establecieron en Cobija, territorio indiscutiblemente chileno, sin embargo Chile se mantuvo indiferente. Al descubrirse grandes reservas de guano y minas de oro plata y cobre; ante este hecho, Bolivia declaró tener posesión sobre toda la región hasta el paralelo 26º de Lat. sur. La empresa nacional, apoyada por el gobierno chileno, se negó a pagar el tributo que consideraba completamente ilegal. Sin embargo, el gobierno boliviano, que estaba decidido a seguir adelante, ordenó el remate de la compañía salitrera.
De esta forma, llegó el 14 de febrero de 1879, día que los bolivianos habían fijado para el remate de la empresa y fecha establecida para la ocupación por parte de las tropas chilenas.
En esa mañana de 1879 amanecieron anclados frente al puerto de Antofagasta parte de la flota nacional: el Blanco, el Cochrane y la corbeta O'Higgins. De ellos desembarcaron los hombres que, al mando del marino y futuro presidente de Chile don Jorge Montt, tomaron bajo su control la ciudad. Entre los ocupantes de la población (más del 90% era chilena) el coronel Sotomayor, al manejo de las tropas de tierra, avanzó en correctamente hacia la plaza Colón, lugar en que con caballerosidad ordeno al prefecto boliviano Severino Zapata a deponer las armas y rendirse.
Sin otra alternativa, Zapata y sus desarmados soldados partieron rumbo a Calama.
Chile no quería ir a la guerra, pero cuando quedó al descubierto que en 1873 Bolivia había firmado con el Perú un pacto secreto que los obligaba a respaldarse mutuamente ante "toda agresión del exterior", el ministro de Relaciones Exteriores chileno declaró que "la guerra es el único camino que nos queda".
En sesión secreta del Consejo de Estado algunos de sus integrantes, dudosos de las posibilidades chilenas en el conflicto, no se demostraron partidarios de éste. Sin embargo, el 2 de abril de 1879, el Presidente Aníbal Pinto declaró la guerra a Perú.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Región de La Araucanía


nuestra region de la araucania es un lugar muy tanquilo aun que siempre ay movimientos volcanicos ya que que se encuentra uno de los volcanes mas grande de chile el villarica

la region de la araucania cuenta n con bellos lugares de recreacion etc

acontiniacion la historia de nuestra bella region




Los primeros pobladores, recolectores de vegetales y cazadores de pudús y zorros dejaron sus huellas 4.800 años atrás, al norte de Temuco, en dos sitios arqueológicos del período arcaico: los aleros de Quillén y Quino. También se han encontrado vestigios de pueblos originarios en la isla Mocha en la Península de Pucón a orillas del lago Villarrica, en el lago Colico y en las cercanías del lago Calafquén. El periodo arcaico representa una forma de vida y recolectora y/o recursos marinos, y corresponde a una etapa anterior de la aparición de la cerámica. Los colones que llegaron del norte contribuyeron al arte de cazar.


Culturas posteriores a ellos han dejado huellas en sitios como El Vergel en la costa y en el valle de Temuco. Según investigaciones, los complejos culturales Pitrén y El Vergel serían la base que dio origen a la cultura mapuche. Los grupos arcaicos se desplazaban en la época estival hacia sectores altos de Los Andes para recolectar el piñon y aprovisionarse de obsidianas y riolitas, así fue como estos grupos llegaron hasta el volcán Lonquimay. En la región el período Arcaico duró aproximadamente entre los 700 y 1.000 a.C, fue así como después de siglos de convivencia con la naturaleza se produjo la práctica de la horticultura.Se sabe que fue alrededor del año 300 d.C que llegaron nuevas poblaciones con el conocimiento de la alfarería proveniente de la zona central.Las culturas fueron evolucionado hasta dar origen a la cultura mapuche.En el mundo mapuche no construían aldeas ni pueblos, se agrupaban en clanes y vivían de los frutos que daba la tierra. La tierra era abandonada cuando disminuía su rendimiento y construían una nueva ruca en otro lugar. Este paisaje sufrió un cambio radical desde el siglo XVI. El desplazamiento de la población, ocasionadas por las guerras, epidemias y la violenta actividad volcánica, produjo un avance significativo de los bosques.Durante 40 años los conquistadores ocuparon el terreno mapuche, pero una gran insurrección en 1600 los expulsó y por un siglo y medio la frontera estuvo en el río Bio Bio.Las transformaciones más significativas producidas por la vecindad de los conquistadores fueron en lo social, la adopción de un régimen semi guerrero y la institución del "malón" o incursión del pillaje. En 1552, al borde del río Cautín, Valdivia instaló la Ciudad Imperial en homenaje a Carlos V. Estaba ubicada a 55 km de Temuco a la costa, donde hoy está Carahue, en la confluencia de los ríos Cautín y Las Damas (así bautizado por Valdivia por encontrar ahí jóvenes mapuches en su aseo matinal). La Ciudad de Imperial llegó a ser la más próspera de Chile durante la Conquista española. Durante 282 años esta "isla" vivió en libertad. En 1881-82, en plena Guerra del Pacífico y cuando el ferrocarril llegaba ya hasta San Rosendo (Región del Bio Bío), el gobierno decidió superar definitivamente la discontinuidad del territorio. El Ejército de la Frontera avanzó hacia el sur fundando fuertes hasta el río Toltén, fuertes que con los años serían cimientos de pueblos y ciudades. El 24 de febrero de 1881 se fundó el fuerte de Temuco en las riberas del Cautín por don Manuel Recabarren. El paso de fuerte a pueblo y luego a ciudad fue un proceso rápido para Temuco. En 1883 comenzaron a llegar los primeros colonos extranjeros, los cuales, hasta 1894, alcanzaron a más de 7000. Provenían de 9 naciones distintas y estaban repartidos entre las provincias de Malleco y Cautín. Antes de cumplir 15 años, ya había llegado el tren a Temuco.

lunes, 27 de octubre de 2008

NACIONALIZACION DEL COBRE


En diciembre de 1970, el Presidente Salvador Allende Gossen anunció la llamada nacionalización de las empresas mixtas que operaban en Chile. Proceso que nace con la modificación del artículo 10 de la Constitución Política del Estado de Chile, referente al Derecho de Propiedad, y se agrega una disposición transitoria que establece que "por exigirlo el interés nacional y en ejercicio del derecho soberano e inalienable del Estado de disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, se nacionaliza y declaran por tanto incorporadas al pleno y exclusivo dominio de la Nación, las empresas extranjeras, que constituyen la gran minería del cobre, incluyéndose para estos efectos la Compañía Minera Andina."
En virtud de esta declaración, aprobada por la unanimidad del Congreso Nacional (1971), pasaron a dominio nacional todos los bienes de las empresas extranjeras productoras de cobre en Chile, tomando el Estado de Chile posesión material inmediata de sus instalaciones.
El capital de las compañías extranjeras pasó al dominio de la Corporación del Cobre -Codelco- .
En julio de 1971, se crean las "Sociedades Colectivas del estado", continuadoras legales de las compañías nacionalizadas. Sin embargo, la dirección y administración superior de estas compañías, queda a cargo de la Corporación del Cobre, que designa Gerentes Generales en cada uno de los yacimientos con poderes de administración de faenas (DL n°21,1973). Fueron nacionalizados entonces los yacimientos dependientes de Anaconda Copper Companny (El Salvador, Chuquicamata y Exótica), de Kennecott Corporation (El Teniente) y de Cerro Corporation (Andina).
El período de nacionalización de la Gran Minería del cobre se consolida al declarar que la inscripción de los yacimientos a nombre del Estado, lo era sin perjuicios de las inscripciones posteriores que correspondía efectuar a nombre de las Sociedades Colectivas del Estado. Esto facultó al Gobierno para que por medio de la ley dispusiera de la organización, explotación y administración de las empresas nacionalizadas, y que solo podrán enajenarse o constituirse derechos de explotación sobre concesiones mineras correspondientes a yacimientos que no se encuentran actualmente en explotación y previamente autorizados por ley.
Como consecuencia de lo anterior se dictaron los D.L. 1.349 y 1.350 (1976) que crean: La Corporación del Cobre de Chile (Codelco - Chile), empresa del Estado, que agrupa a estos yacimientos existentes en una sola Corporación, minera, industrial y comercial con personalidad jurídica y patrimonio propio, domiciliada en el departamento de Santiago, de duración indefinida que se relacionará con el Gobierno a través del ministerio de Minería.


La Ley de la Nacionalización del Cobre promulgada por el Presidente Salvador Allende, significó la culminación de un largo proceso de lucha de los sectores políticos y del pueblo mas patrióticos que siempre reivindicaron como una necesidad de soberanía, recuperar el Cobre para los chilenos

martes, 14 de octubre de 2008

Guerra de Arauco


Al sur de la frontera de Arauco, los enfrentamientos continuaban. Tras el desastre de Curalaba (1598), se buscó la mejor alternativa de pacificación para dominar a los indígenas rebeldes y así incorporar sus territorios al dominio español.


Una de las primeras medidas tomadas por la corona española para ordenar el descalabro generado tras Curalaba, donde muchos asentamientos terminaron saqueados y totalmente destruidos, fue el nombramiento de un hombre con experiencia en la resolución de conflictos: Alonso de Ribera. Este militar español se había destacado en las guerras de Italia y de Flandes y parecía ser la persona idónea para pacificar una de las zonas que más problemas, bajas humanas y pérdidas de recursos habían ocasionado a los españoles.
Tras su arribo al país, el nuevo gobernador constató la existencia de un ejército improvisado y carente de disciplina militar. Por ello, Ribera fijó como uno de sus primeros objetivos la profesionalización de las tropas. Así, aplicando un estricto régimen y organización interna, consiguió ordenar a los militares.
En 1604 el rey de España Felipe III emitió una Real Cédula que autorizaba la creación de un ejército permanente en la región y el envío de dinero y especies desde el virreinato del Perú para apoyarlo. Gran parte del dinero sería destinado a financiar los sueldos de los soldados.
Al mismo tiempo, Ribera logró definir importantes tareas al interior del ejército y levantar una serie de fuertes en la zona norte del río Biobío, estableciendo una especie de frontera entre los españoles y los indígenas combatientes. Esto calmaría los enfrentamientos entre los bandos, los que se limitarían a las malocas (entradas violentas de españoles en zona mapuche para buscar esclavos) o a los malones (asalto de los indígenas a los asentamientos españoles).
Cambio de estrategia
Las ideas de fray Bartolomé de Las Casas, sin lugar a dudas, cambiaron el curso de los acontecimientos en cuanto al trato que les daban los españoles a los aborígenes americanos. Tras su ordenamiento como sacerdote, el español De Las Casas conoció la realidad vivida por los indígenas después del arribo de los conquistadores, lo que lo llevó a impulsar una campaña para terminar con los abusos e injusticias. Su determinación fue tal, que incluso llegó hasta la corte real a exponer sus ideas, las que fueron escuchadas y también implementadas.
Aunque como integrante de la Iglesia Católica, el fray condenaba muchas de las creencias de los nativos (como los cultos politeístas o la poligamia), criticaba el modo en que se les trataba. Para él, la evangelización no justifi caba la utilización de la violencia desmedida ni tampoco las continuas humillaciones por las que tenían que pasar los indios.
Si bien las ideas del padre De Las Casas fueron postuladas al otro lado del Atlántico, hubo quienes hicieron eco de ellas, llegando hasta nuestro territorio. De la mano de los integrantes de la Compañía de Jesús, y basándose en las ideas evangelizadoras y pacifistas, se impulsó entonces la llamada guerra defensiva, que consistía en eliminar todos los métodos violentos de conquista, pacificando a los insurgentes a través de la evangelización. El gran promotor en Chile de esta idea fue el padre jesuita Luis de Valdivia, quien consiguió el apoyo de Felipe III para concretar su estrategia. De vuelta en el país y cuando el conflicto recrudecía en el sur, De Valdivia convocó a una reunión a los loncos de Concepción, en 1612, para explicarles el acuerdo de paz. Los europeos respetarían sus tierras, a cambio de que ellos permitieran el ingreso de misiones evangelizadoras.
Los jefes mapuches aceptaron el trato, pero bastaría solo una provocación para que los planes de paz fracasaran. En una de las primeras misiones, los mapuches dieron muerte a tres sacerdotes, tras torturarlos con gran crueldad. Con ello se colocaba fi n a uno de los proyectos más optimistas y menos violentos para terminar con el conflicto en Arauco.
El regreso de la violencia
Tras el término de la guerra defensiva, en 1626, el rey Felipe IV autorizó la utilización de una estrategia más violenta para pacificar la Araucanía. El regreso de los combates ofensivos no solo se justificaba por el absoluto fracaso del plan del padre Luis de Valdivia, sino que también permitía la captura y esclavización de los indígenas sorprendidos con armas los que, en gran cantidad, fueron destinados como mano de obra en las estancias.
Se volvía así a una serie de enfrentamientos sangrientos, que arrojaban una gran cantidad de muertos y prisioneros de ambos bandos. En la mayoría de las ocasiones, los españoles solo buscaban provocar a los indígenas para capturarlos como esclavos, mientras que los mapuches respondían con violentos saqueos a las estancias, asolando cultivos y poblados enteros.
Acercamiento pacífico: Los parlamentos
Si bien el extenso conflicto de Arauco se caracterizó por su violencia y crudeza, existieron también períodos en los que ambos bandos, agotados por la incesante lucha, buscaban nuevas formas de acercamiento y pacificación. Es así como surgieron los parlamentos, reuniones entre españoles y los principales jefes indígenas, donde se pretendía establecer una política de paz coherente y duradera. En 1641, y mientras gobernaba nuestro país Francisco López de Zúñiga, marqués de Baides, se realizó el parlamento de Quilín, reunión en la que, tras un intercambio de discursos, se estableció el compromiso del gobernador por respetar las tierras y la libertad de los indígenas, a cambio de la devolución de los cautivos españoles y el ingreso sin dificultad de misioneros y comerciantes.
Si bien la convención fue considerada todo un éxito, e, incluso, fue sellada con asados e intercambio de especies, al cabo de un tiempo demostró ser insufi ciente. Existía ciertamente el compromiso de ambas partes por cumplir con el trato, pero unade las características esenciales de la sociedad mapuche jugaría en contra de la efi cacia de esta nueva estrategia. Esto era quelos indígenas carecían de una autoridad central y solo obedecían a la autoridad familiar, explicándose, entonces, que los acuerdos establecidos solo involucraran a un grupo reducido de mapuches, existiendo siempre algunos clanes disidentes que continuarían la lucha armada contra los españoles.
Así, los años se sucedieron entre reuniones pacíficas y enfrentamientos. Cada vez que asumía un nuevo gobernador se celebraba un parlamento, el que arrojaba escasos beneficios para las partes interesadas. El último parlamento fue convocado por Ambrosio O?Higgins en 1793 y se celebró en Negrete, en la ribera sur del río Biobío.
Otro frente de combate: corsarios y piratas
Indudablemente, la cantidad de minerales (en su mayoría oro y plata) extraídos desde las nuevas colonias despertó la codicia de los demás países europeos. Celosos de las riquezas que estaba disfrutando la corona española, algunas de las potencias rivales iniciaron violentos asaltos a los navíos que transportaban el preciado botín. Cualquier estrategia era válida para ser partícipe de esta nueva fortuna encontrada en el nuevo continente.
Por ello, desde mediados del siglo XVI y hasta el siglo XVIII, las costas de América estuvieron constantemente devastadas por corsarios y piratas. Motivados por intereses personales o bajo las órdenes de los gobiernos de sus respectivos países, todos ellos tenían por objetivo saquear los suculentos cargamentos y romper con el estricto monopolio español.
Debido a que gran parte de las embarcaciones alcanzaban el océano Pacífico a través del estrecho de Magallanes y a los considerables embarques de oro y plata, nuestro país no se libró de la presencia de estos personajes. Uno de los primeros registros que dan cuenta de estos hechos data de fi nes de 1578, cuando el inglés Francis Drake atacó el puerto de Valparaíso, llevándose un importante cargamento de oro y provisiones que tenían como destino fi nal el Perú. De ahí en adelante, corsarios y piratas asolarían de manera intermitente las costas chilenas. Tanto ingleses como holandeses, entre los que destacaron Woodes Rogers, Lord Jorge Anson, Enrique Brouwer y Elías Herckemans, no solo arrasaron con las mercancías, sino que también sembraron el temor en varias ciudades costeras del país, saqueándolas e, incluso, incendiándolas. Esto motivaría la construcción de diversos fuertes, como los de Niebla y Corral (en las cercanías de Valdivia), desde los que se defendían los asentamientos españoles.

martes, 30 de septiembre de 2008


Constitución Política de la República de Chile

El texto de la nueva Constitución fue sancionado por Decreto Ley Nº 3.464, de 11 de agosto de 1980, y se sometió su aprobación por la ciudadanía en un plebiscito convocado para el día 11 de septiembre de 1980, por Decreto Ley Nº 3.465 de 12 de agosto de ese año. Aprobado por mayoría absoluta en dicho plebiscito, fue promulgado como Constitución Política de la República de Chile por el Decreto Supremo Nº 1.150 aquí transcrito.

lunes, 8 de septiembre de 2008